27.10.06

Definiciones

Miniatura.
(Del it. miniatura).
1. f. Pintura primorosa o de tamaño pequeño, hecha al temple sobre vitela o marfil, o al óleo sobre chapas metálicas o cartulinas.
2. f. Objeto artístico de pequeñas dimensiones.
3. f. Pequeñez, tamaño pequeño o reducido.


Coquito.
1. miniatura de 5 cm que habita en el útero de la flaca y se dará a conocer a mediados de mayo de 2007.
2. a falta de certeza sobre el sexo y para no arriesgar nombres todavía sus padres lo llaman cariñosamente "Coquito".
3. se sabe que prefiere los días de lluvia.


Segunda Ecografía - 12 semanas- 25/10/06

26.10.06

Dice Borges en uno de sus cuentos que, según una enciclopedia china, los animales se clasifican en: "(a) pertenecientes al Emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables, (k) dibujados con el pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas."

No menos caprichoso es el intento de clasificación en "secciones" de este weblog. Al fin y al cabo, el límite entre una "boludez" y una "curiosidad" es muy impreciso, una foto puede a la vez ser una anécdota, y demás.

23.10.06

Mucho más que dos

Habiendo caido en la cuenta de que siendo once hermanos, habemos por lo menos siete que tenemos páginas web, y que de esas siete, tres son "weblogs" o "blogs", se me ocurrió que sería interesante hacer un blog escrito por, y acerca de, la familia Terri.

Esta es la URL: http://www.losterri.com.ar/

21.10.06

La paja en el ojo propio

El sábado pasado estábamos aburridos mi amigo Andrés y yo y decidimos salir a dar una vuelta para ver qué encontrábamos.

Terminamos recalando en lo que era un enorme mercado de frutas y verduras, y que ahora se conoce como "El Dorrego". Allí se estaba llevando a cabo una exposición de diseño, algo que antes se hubiera dicho muy "cool". Pero ahora la palabra "cool" no se usa más y se dice "interactivo", "urbano", y pelotudeces por el estilo.

Decía un cartel pegado en un container: "El diseño está en todos lados".

Y no pude evitar acotar: "Como casi todo".

Claro, para los que trabajamos en telecomunicaciones, las telecomunicaciones están en todos lados. Para los matemáticos, todo es matemáticas. Para los músicos, la música se escucha hasta en la sala de espera del dentista. Y así. La paja en el ojo propio. Desafío al lector a encontrar una disciplina que no esté "en todos lados".


¿A qué viene todo esto? A nada. Tenía ganas de escribir algo y lo estoy escribiendo. Las promotoras estaban buenas.

19.10.06

Cartas a mi mismo

De una entrevista al escritor y periodista Juan Cruz Ruiz, publicada en la revista Noticias:

"Yo creo que casi todo lo que uno ha hecho le parece siempre poco, innecesario, bastardo, no interesante. Uno escribe para arrepentirse de lo mezquino, de lo hueco, de lo innecesario. También para lamentarse del tiempo perdido, del tiempo inútil. Siempre he creido que somos un hueco que se rellena con personas, con memorias, con cosas... Somos como un vaso en el que va entrando agua, a veces torrencialmente cuando tenemos experiencias extraordinarias. Pero uno escribe porque siempre ve el vaso casi vacío e indaga en su interior para ver si han entrado otras cosas. Uno es como el buzón de correos de un enamorado: siempre va a ver si ella le ha escrito. En realidad, uno está esperando noticias de uno mismo. Cuando me pongo a escribir es como si fuera al correo a esperar cartas que yo mismo me escribo, pero que no sé que me voy a escribir. De hecho la escritura tiene una virtud sobre la no escritura que es que te da noticias de ti mismo. Por eso escribo, para conocerme un poco mejor. O, sencillamente, para conocerme, dado que no me conozco. "

Y también...

"Hago como los poetas. Mis materiales son la memoria y el azar. No tengo una estructura predeterminada, sino un tono. Cada día releo lo que escribí el día anterior y el tono me vuelve. Si el día está nublado, el tono cambia. Lo mismo sucede si está soleado. Influyen todos los elementos de la vida. Pero es muy difícil para mi escribir estando muy feliz."

16.10.06

Un relámpago triste

Esta tarde, ordenando papeles para la mudanza, encontré esta poesía del mexicano Juan de Dios Peza, que fuera magníficamente cantada por el Canario Luna, y que cuenta la historia de un actor inglés que realmente existió.


Reir Llorando

Viendo a Garrick —actor de la Inglaterra—
el pueblo al aplaudirle le decía:
«Eres el mas gracioso de la tierra
y el más feliz...» Y el cómico reía.

Víctimas del spleen, los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un médico famoso,
llegóse un hombre de mirar sombrío:
«Sufro —le dijo—, un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.»

Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única ilusión, la de la muerte».

—Viajad y os distraeréis.
— ¡Tanto he viajado!
—Las lecturas buscad.
—¡Tanto he leído!

—Que os ame una mujer.
—¡Si soy amado!
—¡Un título adquirid!
—¡Noble he nacido!

—¿Pobre seréis quizá?
—Tengo riquezas
—¿De lisonjas gustáis?
—¡Tantas escucho!

—¿Que tenéis de familia?
—Mis tristezas
—¿Vais a los cementerios?
—Mucho... mucho...

—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?
—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.

—Me deja —agrega el médico— perplejo
vuestro mal y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrik, podréis curaros.

—¿A Garrik?—Sí, a Garrik... La más remisa
y austera sociedad le busca ansiosa;
todo aquél que lo ve, muere de risa:
tiene una gracia artística asombrosa.


—¿Y a mí, me hará reír?
—¡Ah!, sí, os lo juro,
él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?
—Así —dijo el enfermo— no me curo;
¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

¡Cuántos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reír como el actor suicida,
sin encontrar para su mal remedio!

¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora,
el alma gime cuando el rostro ríe!

Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestra planta pisa,
lanza a la faz la tempestad del alma,
un relámpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.

12.10.06

Inefable:
1. adj. Que no se puede explicar con palabras.

Inefable:
Escuchar, por primera vez, el corazón de tu hijo.

Y así damos por inaugurada esta sección, que llamaremos, provisoriamente, "Hijito".


El dibujo es de Matt Groening.

9.10.06

Mi casa es donde estoy yo


Escribe Alejandro Dolina en Crónicas del Angel Gris:

Perdidos en Parque Chas es la crónica de una frustada noche de garufa.

Mandeb y sus amigos fueron invitados a un baile en la calle Bucarest.

Desdeñando las advertencias de los hombres sabios, se internaron en el barrio sin salida.

Y ya se sabe lo que ocurre en Parque Chas: uno se pierde irremediablemente.

Vale la Pena transcribir una líneas.

"A eso de las doce, llegamos a la misma cigarrería. Ya era la quinta vez.
Como en las otras ocasiones, interrogamos al viejo que atendía. Sus indicaciones fueron nuevamente distintas. Loco de furor, salté sobre el mostrador y comencé a estrangularlo.-Viejo mentiroso... ¿cuál es la calle Bucarest?¿Cómo se sale de este infierno?

El anciano acabó por confesar que no lo sabía. Muy compungido, admitió que él mismo había desembocado en Parque Chas en 1939. No habiendo podido salir de allí, se resignó a instalar un quiosco, gracias al cual sobrevivía, aunque abrigaba el secreto anhelo de volver a Villa Crespo, barrio del que nunca debió salir."

Este capítulo finaliza con la providencial intervención de un taximetrero, quien si bien no acertó a llevarlos a la calle Bucarest, por lo menos los sacó -después de varias horas- a la Avenida de los Incas.


El gordo y la flaca están por mudarse a la calle Bucarest... si es que la encuentran.

8.10.06

París

Hacer click en la imagen para ver más fotos

Una ostra chilena,
un beso en París,
cortarse el pelo
y cambiar la nariz.

Todo eso me haría feliz,
tonterías me harían feliz,
pero nada me hará tan feliz
como dos margaritas.

Os Paralamas do Sucesso

5.10.06

Un hombre que muerde a un perro

Cuando veo esta foto recuerdo una anécdota de mi tío que terminaba con estas palabras "Y cuando me dejó, me dijo: Dice mi mamá que un hombre que muerde a un perro, es capaz de cualquier cosa. Y tiene razón."

Fermín tiene 2 años y va por ese camino.

4.10.06

Un viaje



2.10.06

Otro cuento de mi hermano el Tucu, publicado originalmente en la revista "Sonríe, mañana será peor".

Es el dia de hoy, en una triste y nostalgica noche, que me dispongo a contar los hechos que mi mente se niega a olvidar.

Morireis como imbéciles

Esa tarde estabamos reunidos en la irregular pileta del parque Rivadavia, desde hacia varios años solo habitada, en vez de por peces, por niños corriendo detras de una pelota, lo que causa casi el mismo efecto a la vista. Chicos, murio Paco -dijo Luis, sin demasiado preambulo y se echo a llorar. Por un minuto ninguno reacciono, permanecimos quietos como gato acechante, hasta que las malditas lagrimas acudieron a nuestras caras. Paco tenia 19 años, era hijo único de dos pobres tipos para los que era todo, hasta que un chofer del 111 se creyo en posesion de su vida y lo mando con los gusanos: bajo tierra. A la noche, en el entierro, nadie quiso evitar el vómito al ver la cara del Paco, ni la habil maquilladora pudo disimular el freno, increiblemente, marcado indeleble, sobre el párpado blanco y frio.

Empezamos por el 111, pero éste no pudo calmar nuestra sed y nos vimos obligados a quemar por lo menos 10 autos, esto no nos alcanzo, pero era suficiente por un día. -Guido, para vos -dijo mi vieja- es Martín. -Hola, Martín, ¿viste el noticiero? -balbuceó éste- estos hijos de puta se alertan porque quemamos 10 autos y del pobre Paco que era de carne y hueso no hablan. -Che, tengo miedo, yo se que tenemos razon, pero la carcel no me gusta nada. -Pero no seas cagón- le grite de mal modo, no podes dejar que maten gente porque si, no ves que sos un pelotudo- no contestó, cortó directamente.

Nuestro ánimo piromaníaco se fue acrecentado; el fuego nos introducía en su sagrado secreto que algunos creen explicar con la pavada de la combustión; nuestro metodo era rapido y eficiente, un generoso chorro de nafta y un fósforo, luego hacer como que apagábamos. Dedicábamos cada quematina "este es por el hijo de puta que me encerro, y ardía un Falcon, "este por el que me toco bocina" y un Sierra se transformaba en energia lumínica, que lo parió, que lo disfrutabamos. La policía, siguiendo consejos de las aseguradoras, no nos molestaba, pues 10 autos que se queman, no quita a miles de conductores sacando seguros. Seguían ardiendo autos por la capital, no solo eramos nosotros los incendiarios, nos enteramos de decenas de casos de ciclistas resentidos.

El asunto me tenia absorvido, hasta me habia olvidado de Luisa, esa gentil dama, que sin yo pedirlo, me habia guiado por el paseo del amor; ella iba a mi casa y yo no la veía, solo le hablaba del triunfo de los sufridos ante los comodos, de que habia estallado nuestra pequeña venganza, y ella, con su pollerita a cuadros: lloraba.

Nos encontramos en el puesto de Pepe 0,30, Luis, Monje, Marcote y yo, toda la ciudad hablaba de lo que nosotros habíamos empezado.

Muchachos -dijo Luis, con un escudito de Mercedes Benz colgado del cuello- sigamos quemando. -Más bien que se lo merecen, ademas ellos lo mataron -Gritó exaltado Marcote. Monje, haciendo alusión a su apodo, se mantenía pensativo. Incendiamos un Renault Fuego (je) y nos fuimos a lo de Martin, que, pese a los gritos, no nos abrió. La cosa se estaba poniendo dura; ante la pasividad policial, los dueños de autos estaban haciendo justicia por mano propia, habían agarrado e incendiado a dos pibes en Moreno, y un par más en flores, pero nosotros, debíamos luchar y lo hicimos. Yo incendié el auto de mi viejo, y lo mismo hicieron los demas, lo veíamos al Paco, en el cielo, sonriendo alado en su bici.

Hacía falta una tragedia para despertarnos, y sucedió, Marcote incendió un Chevi con un viejo adentro, que resultó ser mi abuelo, recién ahí nos dimos cuenta que habiamos ido demasiado lejos, que esa guerra ya no era nuestra, que no podíamos revivir a Paco, ni a mi abuelo, en fin, que era una guerra inútil, como todas.

Suspendimos nuestras acciones, regresamos a la vida normal, a los fulbitos en la plaza, a las charlas intranscendentes, a reirnos de nada y con Luisa, seguimos paseando.

De una entrevista a Dalmiro Sáenz:

¿Cómo fue trabajar con el doctor Alberto Cormillot en la investigación de los rollos del mar Muerto y la figura de Jesucristo para el libro que escribieron juntos llamado Cristo de pie? ¿Cuándo y en qué circunstancia lo conociste?

Dalmiro.- Yo era amigo de él, de cualquier lado, y un día me preguntó si no quería escribir un libro con él. Y yo le pregunté si sabía escribir y me dijo que no, pero que iba a aprender. Y le dije: -Bueno, escribí algo y mostrámelo. Y escribió una página que me la dio al otro día a la mañana, y lo leí y no sabés lo malo que era. Le dije, nunca he leído algo tan malo. Y me dijo, dámelo de vuelta, y a las seis de la tarde me lo dio de vuelta pero maravillosamente escrito.
Claro, un tipo inteligente que tiene ganas de decir algo lo dice, le busca la vuelta.

1.10.06

Un domingo como hoy

Un domingo de sol como hoy, pero hace un año...

¿Estás enfermo?

El siguiente testimonio y algunas otras cosas se pueden encontrar en este libro del Doctor Cormillot, que se publicó ayer nomás en el 78 y que vaya uno a saber por qué razón está en mi casa. Ojalá pueda contar lo mismo dentro de unos meses.


"Cuando dejé de fumar no me preocupé demasiado por lo que comía. Estaba al tanto de que aumentaría de peso, pero no era ése el problema. Me interesaba mucho más consolidar lo que había obtenido, que era dejar el cigarrillo, y estaba dispuesto a sacrificar un poco mi aspecto. Cuando pasó el tiempo y estuve más firme, entonces recién pasé a ocuparme de mi sobrepeso, comencé a cumplir con un plan de actividades físicas regulares hasta que pasé a correr casi todos los días. Adelgacé bastante y me sentía ágil y saludable, además de orgulloso por mi condición de ex-fumador. Un día en la calle me topé con un amigo, al que no veía desde hacía meses. Y lo primero que me dijo, después de mirarme con gesto preocupado, fue: ¿Qué te pasa que estás tan delgado? ¿Estás enfermo? Y nunca me había sentido tan bien como en ese momento".


Como curiosidad adicional, hay en mi casa otro libro firmado por Alberto Cormillot, pero esta vez en colaboración con Dalmiro Sáenz (extraña pareja si las hay), y es éste cuya tapa se ve a la derecha.