15.6.12

Libros que funcionan

Mi hijo, a poco de cumplir tres años, disfruta mucho del arte de recortar, y hay revistas y sectores siempre habilitados a tal fin: la casa alfombrada de papelitos, ratos de entrega y concentración especial. Esta mañana le dije que íbamos a recortar siguiendo las ideas de un libro. Busco el libro (uno de esos especiales que no se guardan en el sector habilitado), se lo muestro y bajo a buscar los materiales (cartulinas, papeles de colores). Una vez abajo me toca servirle el desayuno a mi hija mayor que apareció de la nada recién levantada. Saco la leche de la heladera, pongo las tostadas... Joaquín pasa y me pide la tijera. Se la doy casi en un acto reflejo. Sigo con las tostadas. No más de un minuto y medio. Lo juro. Y el segundo clave llegó: "Uy, no le subí los papeles a Joa..." Silencio arriba. Silencio de concentración desmedida. Nunca subí los papeles. Nunca subí las escaleras tan rápido. El libro, el libro. El libro se llama Istvansch te enseña a dibujar con Tijeras y papeles y forma parte de una colección muy recomendable que presentó AZ hace poco. El creador y autor del libro, sabrán, es un mago de las tijeras. El resultado no tengo ni que contarlo. Yo llegué con la lengua afuera. Joaquín llegó con la tijera hasta la página 3. Hizo honor al título y recortó y recortó y recortó. Lo que tenía más a mano: el libro. Alguien que lo conoce me dijo que a Istvansch va a gustarle la anécdota. Háganselo saber: el libro funciona.





24.1.12

El arte de vivir (en pareja, en familia)

Llueve. Cama matrimonial (o barco). Los cuatro a bordo. Jugamos a contarnos qué nos dice la lluvia, inventamos una historia, opinamos, agregamos, estamos juntos. En algún momento de la trama hubo una discrepancia menor sobre algún asunto (o no sé si tan menor) pero había que desempatar:

Ella: Chicos, ustedes háganle caso a mamá, que mamá es la que está haciendo la transformación espiritual, no papá.
Él: Papá está bien.

Nos reímos tan fuerte que ya casi no se escuchaba el ruido de la lluvia. Y es que el Capitán, a veces, es tan gracioso...



29.11.11

Pelopincho y Cachirula

Arrancó la temporada de pileta, patio, andanzas, menos corridas, vida sin tiempo, tiempo de vida.
Estar con mis hijos, verlos crecer, crecer con ellos... verano en mí.
Calor y descanso. Casa, placer, abundancia de sensaciones poderosas.

Sin tanto balance, balanceándome.


20.11.11

Dialoguitos


Ella: Joaco, ¿qué querés hacer?
Él: no she
Ella: ¿Cómo no sé? Uno siempre sabe lo que quiere.
Él: ah
Ella: ¿Jugamos a la mamá y el papá?
Él: Siiiiíiiiii...



10.11.11

Nosotros, los atípicos

Mi hermana M. dijo alguna vez cuando éramos chicas que cuando sea viejita se imaginaba alejada de todo, en una cabaña sacando sus recuerdos de un baúl. Entonces, digo yo ahora pensando en eso, será cuestión de vivir creando esos recuerdos para cuando los saquemos a relucir.

Y esto viene a que hoy me acordé de N. Son esas pequeñas cosas: una frase, dos o tres palabras juntas, dichas al pasar, y ¡zas! se hace el recuerdo, se hace la risa. Se hace lo que mi hermana guardaría en el baúl y yo llevo conmigo adonde voy.

Hace cuatro años, cuando Victoria era bebé y el gordo y la flaca trabajábamos todo el día fuera de casa, nos íbamos a las ocho de la matina y volvíamos al atardecer, nos ayudaba una señora que era muy puntillosa y exigente con algunas cosas, mucho más que nosotros dos juntos, por lo que a veces, le costaba seguir el ritmo de nuestra rutina, que por esos tiempos, de más está decir, era de lo más cambiante.

La señora N. tenía una muletilla que recuerdo muy bien: cada vez que las cosas impredecibles o improbables sucedían (y en casa esas cosas sucedían y suceden con regularidad) ella decía, con una mezcla de asombro y resignación: “Bueno, es que hoy es un día atípico”. Era su forma de entender el caos o de ordenar lo imposible. Con el gordo nos mirábamos y pensábamos “¿será el día?, ¿o seremos nosotros los atípicos?”.

Cambios, vaivenes, acomodaciones. Todo eso que es de lo más común en la vida. Pero parece que a alguien que nos miraba de afuera, que pasaba buena parte del día en nuestra vida para volver a su mundo tan típico, nosotros y nuestras cosas nos salíamos de su cauce.

Creo que con el paso de los meses se acostumbró. O dejó de decirlo. O dejó de venir. De cualquier modo los días atípicos fueron ganado terreno y tal vez, me gusta pensar, el espanto, nuestro espanto, nos haya curado un poco.

Pero cada vez que nos desacomodamos, que cambia nuestra nunca anhelada rutina familiar o que pasa algo extraordinario en el día, me acuerdo de esa observación, de esos días atípicos y pienso que en definitiva no sé si somos nosotros tan atípicos. La vida no es tan típicamente correcta después de todo.


8.11.11

Victoria y el período rosa




Exposición de Arte en el jardín, octubre 2011.

13.10.11

Chiquis grandes chiquis nenas

Mi hija, mi ahijada: mi vida en dos pares de ojos brillantes.

9.10.11

Octubre. Seis años: mucho baile, mucho amor



Nos besamos bailando
en medio del lugar.
La música ya iba llegando al último compás.
Miradas en silencio y quien lo iba pensar.
que después de este primer baile
me iba a enamorar

Yo que era un solitario bailando
me quedé sin hablar
Mientras tú me fuiste demostrando
que el amor es bailar

La vida es un gran baile
y el mundo es un salón
y hay muchas parejas bailando
a nuestro alrededor

Y entre toda esta gente
nos fuimos a encontrar,
pareciamos predestinados para asi bailar.

Y ahora que estamos en la pista tú y yo,
no quiero que dejemos de bailara asi,
pues vienen otros ritmos que te
quieren separar de mi,
y no pueda abrazarte ni sentir tu cuerpo,
y vuelva a bailar solo como antes
de estar junto a ti,
Y asi bailando quiero
que me hagas el amor,
de hombre a hombre
voleuz-vous coucher avec moi?

24.9.11

Mañana de sábado


Piyama de letras, mate de colores, rubio feliz. O piyama feliz, rubio de colores, mate de letras. O mate feliz, piyama de rubio, letras de colores... el caso es que la mañana viene más o menos así. Confío en que podrán darse una idea.