9.6.11

Enormidades sencillas


Hace unos días, mi hija me dijo: "Mami, ¿no que todo se resuelve con la comunicación?".


Me quedé alucinada con la idea. Ya sé que (como ella misma dice de casi todo lo que va aprendiendo) "yo ya lo sabía" pero es que a veces las cosas más sencillas son las más difíciles de llevar a cabo porque tal vez son en las que nunca reparamos. Pero al escucharlas de una niña de cuatro años (mientras se baña, mientras sube la escalera o está dibujando, así, como si nada) me parece que se me abre algo nuevo, que todo se resignifica. Y se me agranda tanto el mundo (mi mundo, el mundo que le estoy mostrando) que solo me sale respirar hondo, contemplarla, abrazarme a su sabiduría.


Y por si les sirve el dato, les cuento que desde que me lo dijo, cada vez que se me presenta un problemita o un problemón (cotidiano o existencial) me acuerdo de su pregunta, tan afirmativa, tan validada, tan elaborada y espontánea a la vez, y la pongo a prueba.


Y la cosa funciona.







¡Gracias, hija! Por hacer mi mundo cada vez más enorme.



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