Una de Quino y la imposibilidad
Sábado a la mañana. Estábamos jugando en el living con una linterna.
- Mami, ¿apagás la luz por favor? -me pidió Victoria.
- No, Viki, la luz está apagada.
- Dale, mami, apagá la luz. ¿No ves que está prendida?
Prendo y apago el interruptor para mostrarle que la luz estaba apagada.
-¿No ves, hija? Así está prendida y así está apagada -le explico muy básicamente aunque algo confundida yo misma porque intuía que esa explicación no la conformaría.
-No, mami, la otra -dijo Victoria señalándome a la ventana-. Apagame la luz del sol, por favor.
Y entonces, sin mediar palabra, fui a buscar el libro de Mafalda y les conté aquella maravillosa escena en la que Guille está a upa del papá y le pide que le traiga el sol y cuando el papá le dice que no puede, porque está nublado, Guille le contesta: "Me deja nel pizo, señod, pod favor".
Me resulta muy estimulante releer TODA MAFALDA ahora que tengo hijos que hacen de hijos y yo juego a la mamá los sábados a la mañana.
Por cierto, hace poquito bromeábamos con que Joaquín se parece bastante a Guille y que hay una Mafalda en potencia viviendo entre nosotros. Bueno, claro, debe haber una en cada hija, o una en cada familia, pero es lindo jugar a que Mafalda y Guille viven un poquito en casa.
2 comentarios:
Y vos te parecés un poco a la mamá de Mafalda...
"Todas las (madres) felices se parecen en algo, las infelices lo son cada una a su manera"
Pero eso es otro post, o mejor otro blog. ;)
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