7.7.11

Buenas razones para darte cuenta de que tu bebé dejó de serlo

Hay un momento en la vida de las madres en que no nos queremos dar cuenta de que nuestro bebé ya no es bebé. Va y viene a su antojo por la vida, resuelve, pide -casi podríamos decir que opina- y es así como ese ser humanito que quisiéramos tener siempre a upa se va convirtiendo en un ser humano con todo lo que eso significa. Algunas dicen que sucede alrededor de los dos años, otras cuentan que les pasa cuando dejan de usar pañal y ya se les marca la cola y no andan tan abultados. Y hasta hay algunas que le siguen diciendo bebé al grandulón de veinte años. Todo vale.

Aquí mis propias señales y momentos que evidencian que mi bebé ya no es tan bebé.

1) Cuando estoy en la vereda mientras el mecánico arregla algo en el auto y como hace frío, no lo dejó salir conmigo. Voy y vengo para asegurarme de que me vea pero dejo la puerta cerrada. Y como el mecánico tarda le digo para explicarle mi impaciencia y mis idas y venidas: "Lo que pasa es que tengo al bebé adentro". Y mientras lo estoy diciendo escuchamos unos golpes en el vidrio que ningún bebé sería capaz de hacer. "Bueno, no es tan bebé -le digo rendida ante la evidencia- pero igual apurate porque hace frío".
2) Cuando le vas a cambiar el pañal elige al personaje que quiere que le toque: "Ete, no; Oito poo". Y cuando le estás poniendo el del Osito Pooh, te mira firme pero riendo: "Ete, no, uito" [burrito]. Y así te toma el pelo un buen rato mientras se afirma en su lugar de no bebé.
3) Cuando lo dejás un ratito solo en el living viendo una peli con su hermana mayor (porque capaz tenés que contestar una llamada de trabajo o bañarte, por ejemplo) y al asomarte para ver que todo esté bien lo encontrás subido, "subido" al estante alto de la biblioteca, donde están las películas (que no están ahí de casualidad sino que están ahí para que no lleguen) porque parece que no le gustó la que estaban viendo.
4) Cuando su abuela lo confunde al teléfono con su hermana de cuatro años. Y en el medio de la conversación le dice: "Ah, sos Joaquín".
5) Cuando su papá le saca el control remoto de las manos explicándole que se rompe y escuchás un enérgico: "Ame e-o, tatá". [Dame eso, papá]. Pero enérgico, enérgico, ¿eh? Casi desafiante.
6) Cuando vas a un bar y te tomás un café mientras él te conversa enfrente y te cuenta lo que está dibujando. Y la gente te mira como diciendo: "Eso no es un bebé".

Para no hablar de que regalaste el gimnasio, archivaste el cochecito y la ropita talle 0 la lucen las muñecas.
Y así...
Supongo que la lista de momentos se irá agrandando con los meses y los años y supongo que va a estar bueno, pero es tan momento este momento que no quería dejar de registralo.
Mi consuelo es que cada tanto todavía me pide: "Upa, mamá". Y ese vale por todos.

Mi rubio bebé Joaquín, Joaquinito... mi hijito menor está por cumplir dos años. ¿Se me nota?