19.1.11

Caminatas


Mi barrio es circular. Pero siempre llego.

Cuando camino con mi hija y el trayecto es demasiado largo para sus pequeñitas piernas, las dos armamos una estrategia: elegimos escalones. Descansos en el camino, para que no parezca tan lejos ni tan arduo el esfuerzo. Nos sentamos, miramos alrededor, a veces, hasta imaginamos historias... (¿Quién vivirá aquí? ¿Cómo será esta casa por dentro?) Y así nos distraemos y esperamos el impulso que nos lleva hasta el próximo escalón, y por fin avanzamos y hasta ahora resultó: siempre llegamos.